Inició en Brasil el juicio contra Juan Darthés por presunto abuso sexual, en perjuicio de Thelma Fardín, cuando ella era menor de edad. Ante esto, el colectivo de Actrices Argentinas, que respaldó la denuncia de la joven hace tres años, hoy manifestó su apoyo a la compañera en el edificio de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres y emitió un fuerte comunicado.
El proceso judicial se lleva a cabo de manera virtual y Fardín cuenta con el testimonio de once personas de las cuales se encuentra Calu Rivero, quien años atrás acusó al actor por acoso mientras protagonizaba con él "Dulce Amor", y Anita Co, quien también denunció abuso por parte de él.
Comienza el juicio a Juan Darthés por el abuso sexual de Thelma FardinPor su parte, el primer magistrado musulmán de la historia de Brasi, el juez federal de San Pablo Alí Mazloum, será el que decida el futuro de Darthés.
“Sea cual sea el fallo, el juicio oral a Darthés constituye un triunfo y es en sí mismo reparador”, dijeron las actrices en un extenso comunicado.
La carta completa en apoyo a Thelma Fardin
“Hoy, con el inicio del juicio oral en Brasil, acompañamos a Thelma Fardin como el 11 de diciembre de 2018, cuando se hizo pública su denuncia penal contra Juan Darthés por la violación sufrida nueve años antes, siendo menor de edad, durante una gira de trabajo en Nicaragua. Se cierra así un ciclo de tres años para la causa, que siguió adelante por el coraje de nuestra compañera, un recorrido que sienta jurisprudencia internacional: tres ministerios públicos fiscales de países diferentes (Argentina, Nicaragua y Brasil- adonde el denunciado se fugó para eludir su responsabilidad-), consideraron que había pruebas más que suficientes para acusarlo penalmente. Sea cual sea el fallo, el juicio oral a Darthés constituye un triunfo y es en sí mismo reparador.
Estamos juntas nuevamente para abrazar a Thelma, pedir que se condene a su abusador y reafirmar que a pesar de todos los obstáculos, éste es un camino que para las mujeres y disidencias de América Latina no tiene vuelta atrás: “No nos callamos más” y nos empoderamos; estamos transformando un sistema que históricamente nos ha silenciado, naturalizando el abuso, la violencia y su impunidad.
Este caso es solo uno entre infinidad de historias. Su enorme repercusión y efecto lo demuestran: Después de la denuncia pública de Thelma, las llamadas a las líneas para víctimas de violencia de género aumentaron un 1240% en sólo 24 horas y se sumaron al registro de miles de casos de abuso sexual por año, de los que el 65% son menores de edad.
No dejaremos de señalar la crueldad que debe sufrir la víctima en el orden judicial actual. En lugar de legitimarla se la pone en duda; debe afrontar la disección de su vida privada y la prueba constante de lo que una “buena víctima” debe ser. Sumado al trauma y los costos económicos que implica, desde el momento en que se atreve a denunciar se ve limitada, expuesta y sujeta a la opinión. La construcción de la mirada social, instigada y sostenida por los medios masivos de comunicación, siempre está claramente direccionada hacia ella. Se publican su nombre, rostro, cuerpo, costumbres, se buscan sus faltas pero de los violadores, nada. Silencio.
Frente a un sistema penal patriarcal que una y otra vez intenta disciplinar a quienes denuncian y a quienes se atreven a testificar en su favor, insistimos: se hace urgente una reforma judicial con perspectiva de género y respetuosa de los derechos humanos. Demandamos mecanismos de reparación efectivos, para que aquellas personas que hayan padecido estos hechos aberrantes puedan sentirse reconocidas y acompañadas, en lugar de juzgadas, denigradas y revictimizadas.
Aquí y en todo el mundo éste es el único delito que perita a la víctima y no al victimario: es a ella a quien se somete a innumerables pericias. Sin ir más lejos, en las audiencias del juicio que inicia hoy, le dieron lugar a una psicóloga de parte del acusado para que evalúe y haga un informe sobre Thelma. Basta de someter a la víctima a declarar seis veces lo mismo. Es imperioso que su palabra quede ratificada de una sola vez, por todos los especialistas que intervienen en el proceso, y que se respeten sus tiempos, ya que está comprobado que se tardan años en poder habla.
En ese sentido, el caso de Thelma es a la vez la regla y la excepción; muchas personas sobrevivientes de abuso han pasado por lo mismo pero pocas cuentan con su relevancia pública, apoyo e interés mediático. La inmensa mayoría de las causas por violación quedan impunes; de hecho, sólo el 1% obtiene una condena. Por si no se escuchó, lo repetimos: sólo el 1% obtiene una condena. ¿Puede llamarse a eso justicia?
Estamos unidas para decir, como lo hicimos hace tres años, que el lugar de opresión y cosificación de las mujeres y diversidades sexuales nos hace vulnerables a estas violencias, en todos sus grados.
La violencia sexual se fomenta al erotizar y sobreexponer los cuerpos de niñes y adolescentes en la industria del entretenimiento o por la negligencia de enviar a menores de edad de gira sin custodia suficiente y adecuada, como le sucedió a Thelma. Nuestra compañera la sufrió en el ámbito laboral que debería haberla protegido, como niña y como trabajadora. Esta negligencia, permitida por el Estado, es funcional a la violencia y está generalizada. Recién hace pocos días, luego de años de negociaciones, se logró que las cámaras empresarias adhirieran al convenio de la Organización Internacional del Trabajo para erradicar la violencia de género en el ámbito laboral. Saludamos este compromiso y estaremos atentas a que se apliquen los protocolos, así como las recomendaciones para ámbitos libres de acoso y abuso emocional y sexual.
Seguiremos dando batalla para que ninguna persona más sea abusada. Se hace urgente proteger a las infancias, prevenir estas violencias y erradicarlas. Se hace urgente que el Estado brinde mayores recursos para la atención de las víctimas. Que podamos vivir y trabajar en ámbitos seguros”.